Vivir...

Hay veces en las que la vida nos da unos revés tan duros que nos quedamos medio atontados, como cuando éramos pequeños y veíamos los dibujos del Correcaminos y al pobre Coyote siempre le caían cosas encima de la marca ACME y se quedaba medio mareado con los pajaritos dando vueltas alrededor, pues así es como me siento yo en los últimos días.

Empecé el año de mal humor y deprimida porque no encontraba trabajo, parecía que mi mundo se iba a terminar...cuando de repente una llamada, un par de entrevistas y ¡ale maja! mañana empiezas (por lo menos durante 6 meses), asi que todos mis grandes problemas se habían resuelto más o menos y allí estaba yo más feliz que unas catañuelas e ignorante de que el mundo se me caería encima esta vez de verdad.

No sé por qué ni quién decide estas cosas, pero alguna vez si tuviera la oportunidad de encontrármelo cara a cara le iba a dar un par de bofetadas bien dadas. Tras una operación, quimioterapia y muchas revisiones semestrales la historia se repite y la sombra del cáncer vuelve a revolotear por encima de nuestras cabezas y yo me siento idiota y me doy cuenta de lo vanales que pueden llegar a ser mis problemas.

Mi hermano es una de las personas más fuertes y más valientes que conozco y sé que va a salir adelante porque la gente como él merece vivir ya que son luchadores por naturaleza y mi hermano lleva luchando desde los 18 años y le quedan muchas batallas por ganar; a mi me tiemblan las piernas solo con pensar en verme a las puertas de un quirófano...Mis pensamientos de hoy van para él porque nunca ha perdido la sonrisa y porque siempre consigue sacárnosla a los demás.